Sin duda en este mundo existen personajes inigualables que pueden llegar a tener comportamientos únicos y que pueden enseñarnos mucho acerca de la vida y como poder vivirla. Simplemente con pequeños con esos simples detalles se puede generar un comportamiento sin muchos precedentes para personas que no se fijan en pequeños detalles pero una satisfacción para aquellos que disfrutan ese pequeño toque que hace especial a la vida es lo que hace de esta película tan especial.
Me recomendaron la película porque la habían visto más de cinco veces y no tenia que perder la oportunidad de explorarla y saborearla, sin titubear me dirigí a comprarla, tenía muchos nombres de filmes a espera pero decidí que esta sería la primera que debía ver.
Cada uno de nosotros debemos encontrar eso que tan especial hacemos que la vida hace especial en nosotros y nosotros hacemos especial la vida de muchos para que la carga de tanto vacío se llene con un poco de sonrisas, es decir, déjate llevar por las cosas que suceden en el mundo, en especial esas pequeñas que aparecen pegadas a tu cuerpo dándote señales como diciendo “aquí estoy véame, te doy un abrazo y no me respondes”.
Me recomendaron la película porque la habían visto más de cinco veces y no tenia que perder la oportunidad de explorarla y saborearla, sin titubear me dirigí a comprarla, tenía muchos nombres de filmes a espera pero decidí que esta sería la primera que debía ver.
Cada uno de nosotros debemos encontrar eso que tan especial hacemos que la vida hace especial en nosotros y nosotros hacemos especial la vida de muchos para que la carga de tanto vacío se llene con un poco de sonrisas, es decir, déjate llevar por las cosas que suceden en el mundo, en especial esas pequeñas que aparecen pegadas a tu cuerpo dándote señales como diciendo “aquí estoy véame, te doy un abrazo y no me respondes”.
Amélie (título original: Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, "El fabuloso destino de Amélie Poulain") es una película franco-alemana, del género comedia romántica estrenada en 2001. El lema de la película era "Ella cambiará tu vida..." (En francés: "Elle va changer ta vie...").
Co-escrita junto a Guillaume Laurant por su director, Jean-Pierre Jeunet, la película tiene como protagonistas a Audrey Tautou (Amélie Poulain) y a Mathieu Kassovitz (Nino Quincampoix). En Estados Unidos la distribuyó Miramax y en España Manga Films.
Comienza con una voz en off que narra la niñez de Amélie, la cual creció aislada del resto de los niños por decisión de su padre, debido a su equivocada creencia de que ella sufría problemas cardiacos (equivocado pues cada vez que él le hacía un chequeo médico en casa, el corazón de Amélie se disparaba simplemente por el contacto físico con su padre, ya que él normalmente nunca era afectivo con ella). Este hecho, junto con el ambiente tenso que imperaba en su casa debido también a la naturaleza inestable y nerviosa de su madre, y sobre todo por la trágica muerte de ésta al caérsele encima una turista suicida que se lanzó al vacío desde lo alto de la iglesia de Notre Dame, lo que agudizó las tendencias antisociales de su padre, hacen que la niña desarrolle una inusual y activa imaginación. Como se cita textualmente en la película, “en tal casa de la muerte, Amélie crece y prefiere soñar hasta que llegue el día de partir”. Amélie cumple 22 años y deja su casa para instalarse en un apartamento en Montmartre que se costea trabajando como camarera del "Café des 2 Moulins” (café los 2 molinos).
Amélie no tiene novio, lo intentó una o dos veces, pero los resultados la desanimaron. En su lugar Amélie ha cultivado un gusto por los pequeños placeres, como: meter la mano en un saco lleno de legumbres, romper la capita de azúcar caramelizado de una crema catalana con una cuchara, verle la cara en la oscuridad en el cine a la gente, lanzar piedras en el canal de San Martín o tratar de adivinar cuántas personas hacen algo en un determinado momento.
Pero el 30 de agosto de 1997 ocurre el evento que cambiará la vida de Amélie. Tras una serie de circunstancias por el shock ocasionado al enterarse por televisión del accidente de Lady Di, descubre tras una losa de su baño el pequeño tesoro guardado por un niño hace cuarenta años. Fascinada por el hallazgo, el 31 de agosto a las 4:00 de la madrugada, tiene una idea espectacular: dondequiera que esté, Amélie encontrará al dueño y le devolverá su tesoro. Si lo conmueve, se convertirá en una vengadora del bien. Si no, pues no.
Con la ayuda de su vecino Raymond (un anciano conocido como “el hombre de vidrio” por la debilidad de sus huesos, que lleva 20 años sin salir de casa y que sólo ve el mundo a través de la reproducción de un cuadro de Pierre-Auguste Renoir) y tras una larga búsqueda por toda la ciudad, Amélie consigue finalmente localizar al dueño del tesoro y devolvérselo de forma casual tras una estrategia muy original. El dueño no sólo se emociona profundamente al descubrir que toda su infancia estaba en esa cajita, sino que además se plantea mejorar su vida actual.
Pero mientras todo esto sucede y nadie se preocupa por Amélie, ella se ve forzada de forma involuntaria a examinar y valorar su vida solitaria. Este sentimiento se agudiza especialmente tras conocer a Nino, un chico tan raro y soñador como ella, que trabaja medio día en “el tren del horror” y el otro medio en un sex shop, que colecciona las fotos que la gente va desechando en los fotomatones. Amélie siente fascinación por Nino pero prefiere un encuentro casual a una presentación directa. Lo intenta varias veces sin éxito y acaba dejándolo por imposible. Pero finalmente Raymond, le corresponde con la misma moneda a Amélie, incitándola a buscar lo que había dejado en un segundo plano: su propia felicidad. Así, Amélie, acaba felizmente en los brazos de Nino al que besa de la forma más sutil y complaciente que se pueda imaginar.
Co-escrita junto a Guillaume Laurant por su director, Jean-Pierre Jeunet, la película tiene como protagonistas a Audrey Tautou (Amélie Poulain) y a Mathieu Kassovitz (Nino Quincampoix). En Estados Unidos la distribuyó Miramax y en España Manga Films.
Comienza con una voz en off que narra la niñez de Amélie, la cual creció aislada del resto de los niños por decisión de su padre, debido a su equivocada creencia de que ella sufría problemas cardiacos (equivocado pues cada vez que él le hacía un chequeo médico en casa, el corazón de Amélie se disparaba simplemente por el contacto físico con su padre, ya que él normalmente nunca era afectivo con ella). Este hecho, junto con el ambiente tenso que imperaba en su casa debido también a la naturaleza inestable y nerviosa de su madre, y sobre todo por la trágica muerte de ésta al caérsele encima una turista suicida que se lanzó al vacío desde lo alto de la iglesia de Notre Dame, lo que agudizó las tendencias antisociales de su padre, hacen que la niña desarrolle una inusual y activa imaginación. Como se cita textualmente en la película, “en tal casa de la muerte, Amélie crece y prefiere soñar hasta que llegue el día de partir”. Amélie cumple 22 años y deja su casa para instalarse en un apartamento en Montmartre que se costea trabajando como camarera del "Café des 2 Moulins” (café los 2 molinos).
Amélie no tiene novio, lo intentó una o dos veces, pero los resultados la desanimaron. En su lugar Amélie ha cultivado un gusto por los pequeños placeres, como: meter la mano en un saco lleno de legumbres, romper la capita de azúcar caramelizado de una crema catalana con una cuchara, verle la cara en la oscuridad en el cine a la gente, lanzar piedras en el canal de San Martín o tratar de adivinar cuántas personas hacen algo en un determinado momento.
Pero el 30 de agosto de 1997 ocurre el evento que cambiará la vida de Amélie. Tras una serie de circunstancias por el shock ocasionado al enterarse por televisión del accidente de Lady Di, descubre tras una losa de su baño el pequeño tesoro guardado por un niño hace cuarenta años. Fascinada por el hallazgo, el 31 de agosto a las 4:00 de la madrugada, tiene una idea espectacular: dondequiera que esté, Amélie encontrará al dueño y le devolverá su tesoro. Si lo conmueve, se convertirá en una vengadora del bien. Si no, pues no.
Con la ayuda de su vecino Raymond (un anciano conocido como “el hombre de vidrio” por la debilidad de sus huesos, que lleva 20 años sin salir de casa y que sólo ve el mundo a través de la reproducción de un cuadro de Pierre-Auguste Renoir) y tras una larga búsqueda por toda la ciudad, Amélie consigue finalmente localizar al dueño del tesoro y devolvérselo de forma casual tras una estrategia muy original. El dueño no sólo se emociona profundamente al descubrir que toda su infancia estaba en esa cajita, sino que además se plantea mejorar su vida actual.
Pero mientras todo esto sucede y nadie se preocupa por Amélie, ella se ve forzada de forma involuntaria a examinar y valorar su vida solitaria. Este sentimiento se agudiza especialmente tras conocer a Nino, un chico tan raro y soñador como ella, que trabaja medio día en “el tren del horror” y el otro medio en un sex shop, que colecciona las fotos que la gente va desechando en los fotomatones. Amélie siente fascinación por Nino pero prefiere un encuentro casual a una presentación directa. Lo intenta varias veces sin éxito y acaba dejándolo por imposible. Pero finalmente Raymond, le corresponde con la misma moneda a Amélie, incitándola a buscar lo que había dejado en un segundo plano: su propia felicidad. Así, Amélie, acaba felizmente en los brazos de Nino al que besa de la forma más sutil y complaciente que se pueda imaginar.
Que bello, amo esta película. Es de esas pocas que súbitamente te cambian de animo y te ayudan a valorar el presente.
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